Un país en el que las más altas instacias judiciales (Tribunal Constitucional) son presionadas por todos los medios, los públicos y seguramente también por los que no nos enteramos.
Un país en el que la justicia tarda años en resolver sus asuntos, en el que se duda y con razón de la separación de poderes.
Un país que va camino de los 4 millones de parados y acuciado por la crisis económica y financiera.
Un país sin un presidente competente.
Un desastre.
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